Desde Pitágoras, pionero en crear el vínculo entre la música y matemáticas, hasta la actualidad, el número y la música han ido de la mano y es que, música y matemáticas, son en el fondo la misma cosa, una en el tiempo y la otra en el espacio. Todos los sonidos que escuchamos podemos transformarlos en números mediante un proceso muy sencillo, de modo que podríamos convertir una pieza musical en fracciones y números.
Sabemos que al tocar una cuerda tensada producimos un sonido, cuando dividimos la cuerda en porciones de una longitud determinada surgen los ocho sonidos que conocemos como las ocho notas de la escala musical (do, re, mi, fa, sol, la, si, DO) La música está formada por compases y tiempos, es decir, hacer una obra melódica es como resolver una ecuación en la que debes decidir en un compás de N tiempos, como vas a completar ese número de tiempos y para ello, existen una infinidad de posibilidades.
Básicamente es como hacer combinaciones, permutaciones, etc. en donde la pauta deberá ser lograr una melodía que sea agradable al oído. Durante más de 25 siglos, la relación entre matemáticas y música ha sido muy estrecha, tanto que sin una explicación en clave numérica sería difícil comprender la evolución histórica de la música. Y es que, las matemáticas están en todas partes. Sabemos, por ejemplo, que el Partenón, una tarjeta de crédito o el DNI tienen algo en común y relacionado con el mundo de las matemáticas como es el número áureo.
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