Para la realización práctica de la candela se necesita un radiador completo o cuerpo negro que emita a la temperatura de la fusión del platino. La radiancia espectral se calcula a partir de la Ley de Planck. La puesta en funcionamiento de un radiador completo exige un gasto económico muy grande, por lo que la mayoría de los laboratorios responsables de las medidas fotométricas tuvieron que resignarse a utilizar como patrones fotométricos (patrones secundarios) lámparas calibradas en otros laboratorios.
Los avances científicos y tecnológicos y la necesidad de mediciones más exactas exigieron nuevas modificaciones en la definición de la candela, para dotar al patrón correspondiente de mayor exactitud y estabilidad. La aparición de los radiómetros criogénicos y de los fotodetectores cuánticos, con sus excelentes características de linealidad, estabilidad, bajo ruido y constancia en el tiempo, los hacen ideales para patrones de medida de la energía radiante.
Convierten directamente la energía radiante recibida en energía eléctrica, medible fácilmente con mucha exactitud. Permiten además, eliminar el paso intermedio a través de la Escala Termodinámica de Temperatura, paso que introduce las incertidumbres más graves en la realización práctica de la candela a partir del radiador planckiano.
Todas estas posibilidades han tenido como consecuencia que la Conferencia General de Pesas y Medidas haya aprobado en 1979, la nueva y vigente definición de la candela en términos radiométricos y realizable a partir de un radiómetro absoluto:
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