La retroalimentación háptica significa crear un estímulo mecánico bajo la yema del dedo del usuario cuando interactúa con una interfaz sensible al tacto, lo cual es útil en cualquier lugar donde haya una interacción con una máquina.
Desde la llegada de los teléfonos inteligentes, las pantallas han reemplazado gradualmente la interfaz que usaban botones mecánicos. Este fenómeno se puede explicar por diversos factores que van desde la diferenciación simplificada de interfaz a través de la programación básica, hasta el desarrollo de diseños más robustos al eliminar partes mecánicas y móviles como pomos, botones deslizantes, etc.
Sin embargo, esta tendencia generalizada resultó en la desaparición de la retroalimentación táctil de toda esa interfaz donde los botones previamente mecánicos solían proporcionar retroalimentación sensorial debido a su naturaleza tangible.
La creación de retroalimentación táctil programable es, por lo tanto, muy práctica para diferentes usos. En la industria del automóvil, la interfaz de pantalla del conductor es cada vez más grandes tanto para el diseño como para la innovación. Sin embargo, esta tendencia plantea la cuestión de la seguridad; los conductores deben permanecer totalmente concentrados en la carretera sin distraerse con una interfaz visual.
Las pantallas hápticas resuelven este problema creando una comunicación táctil entre el vehículo y el usuario. Por lo tanto, la interacción significa que los conductores no tienen que apartar la vista de la carretera.
En el caso de los productos para el hogar, como los electrodomésticos, la tecnología de retroalimentación háptica ofrece una ergonomía a la par con los botones mecánicos. En cuanto a los smartphones, esto implica un nuevo nivel de inmersión en cuanto a todas las funciones que van a surgir.
Imagínese poder agregar texturas a nuestras diferentes interacciones en un sitio web, en un juego, en las redes sociales. Incluso será posible configurar controles de botón con la pantalla apagada.
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